CAMBIOS
SIN CAMBIAR
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Nuevas caras aparecen en el escenario de la
dirección de la dictadura, acompañada del reciclaje de otras viejas y la
continuidad de otros tantos veteranos de la gerontocracia cubana.
Al tiempo que se acompañan de nuevas
medidas, supuestamente liberalizadoras, como la nueva Ley Migratoria,
eliminando los permisos de salida e inclusive dejando salir al exterior a
varios opositores connotados. Sin
embargo, a otros se les ha negado la salida y esta por verse cual es la
reacción del régimen al regreso al país de estos.
Las modificaciones para “actualizar el
modelo socialista”, vienen sucediéndose desde hace algún un tiempo. En el
ámbito económico, empezó por legalizar el 'cuentapropismo' o mas bien, el
pequeño negocio y el trabajo por cuenta propia, bajo términos, condiciones e impuestos extremadamente
onerosos para los que optan por lanzarse a trabajar para si mismos e iniciar
pequeños negocio. Luego continuó por entregar en un usufructo tierras del
estado a los campesinos, bajo duras exigencias y limitaciones. También abrió la banca estatal para el
otorgamiento de prestamos a los ciudadanos para la reparación de casas, pero
bajo términos e intereses usureros.
Sin embargo, el régimen no ha tomado las
medidas liberalizadoras fundamentales para propiciar un cambio real en el país;
las cuales que han de estar enmarcadas en el cese total de la represión, total
tolerancia a las opiniones contrarias, lo que conlleva el respeto pleno a la
libertad de expresión, permitir la libertad de prensa y por tanto, aceptar
medios privados de prensa, radio y televisión. Respetar y dar
participación a las organizaciones y
partidos de oposición para forjar un verdadero pluralismo político, y como
parte de ello, realizar un cambio de la ley electoral para que este regulada
por un organismo autónomo e imparcial y se permita la concurrencia de partidos
opositores a los procesos electorales. Esto implicaría una enmienda
constitucional para derogar el artículo 5 que da el monopolio político al
Partido Comunista de Cuba y el artículo 62
que prohíbe todo acto fuera de los cánones del oficialismo. Y en
consecuencia, convocar a nuevas elecciones extraordinarias, supervisadas por
organismos internacionales imparciales, luego de aprobada dichas enmiendas.
Lamentablemente, nada de eso se ha hecho, y
no se perfila ninguna voluntad de hacerlo.
Tan solo ha habido un lavado cara con el
propósito de proyectarle al mundo la falsa imagen de que se están haciendo
cambios con el fin de que les suavicen las presiones y restricciones económicas
internacionales y así, atraer mayores ayudas financieras al régimen, cuya
crisis económica es severa y estando en precario el subsidio venezolano con la
posibilidad del fallecimiento o la salida del poder de su aliado Hugo Chávez.
Desde el punto de vista interno, estas
reformas cosméticas buscan crear falsas expectativas de cambio al pueblo cubano
cautivo, para mantener al nivel más bajo posible, la presión del subterráneo
descontento popular, evitando así una erupción popular como ocurrió en los
países árabes.
En esencia, la dictadura sigue igual. El
hecho de que seleccionen a un gerentocrata Ernesto Lazo para presidente del
seudo parlamento cubano, en sustitución del veterano Ricardo Alarcón y que
entren al seno del selecto conclave castrista, figuras como la hija del
mandatario, Mariela Castro y se designe un nuevo segundo al mando en la figura
mas joven de Miguel Díaz Canet, pero todos continuando bajo el mando del
dictador y general de ejercito Raúl
Castro y su hermano Fidel, no altera en absoluto la realidad de que el país gobiernan
los mismos componentes de la rancia oligarquía usurpadora del poder.
Parte del juego del régimen, ha sido
proyectar la idea de que están seleccionando un sustituto con la figura de Díaz
Canet. La experiencia nos ha enseñado
que los segundos más jóvenes que le han antecedido, también crearon en la
población la expectativa de una figura distinta para sustituir a los hermanos
Castro en el poder, pero que al final
sus cabezas han rodado por el piso, siendo relegados a la oscuridad y la
marginación del llamado plan pijama. Una probabilidad latente que también le
suceda al nuevo vice.
El tan cacareado anuncio de que el dictador
de turno asume su último periodo, no es más que el reconocimiento al peso
inexorable de los años en su etapa natural de conclusión y además, forma parte
de la mediática proyección de la apariencia de cambio en el país.
Para el pueblo cubano hay un fatulo cambio,
donde todo sigue igual, enmarcado en las mismas realidades, matizadas por la
continuidad de la pobreza, de la escasez de alimentos y productos; viviendo en un economía improductiva que
tiene que seguir dependiendo del subsidio de otros países para sobrevivir; de
seguir viviendo la ausencia de futuro en el país para las nuevas generaciones,
que siguen buscando sus aspiraciones de progreso en suelos ajenos, lejos de la
patria; donde el gobierno inventa otra vez salidas masivas para sacudirse los
descontentos; en donde se sigue viviendo en un país donde hay total menosprecio
por los derechos humanos y libertades ciudadanas.
Por ende, el cacareado cambio existe solo
en la imaginación de la propaganda y el discurso mendaz del régimen, pues la
realidad es que en Cuba hay un ‘sui generi’ cambio sin cambiar.
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