La lección del catolicismo en Polonia para la Iglesia en Cuba
Jaime Suchlicki
“La gente en Polonia han empezado a temer a los sacerdotes y esto no es una buena señal”
Czeslaw Milosz
A lo largo de la era comunista, la Iglesia Católica de Polonia fue un bastión de libertad y una fuente de protección y de oposición a las autoridades comunistas. Activistas recibieron protección de la Iglesia y refugio en templos de Polonia. En esos años, la Iglesia creció en fuerza e influencia. La Iglesia Católica emergió de la era comunista no solo como la más alta autoridad moral, sino también como la institución más poderosa de la nación. (1)
Cuba no es Polonia. La Iglesia Católica Cubana es débil. Compite con otras religiones en la isla. No tiene el apoyo popular que la Iglesia tuvo en Polonia. El Cardenal Ortega no es el Cardenal Wyszynski.
Recientemente, la Iglesia cubana ha tratado de mediar con el gobierno en temas de derechos humanos – la excarcelación de presos políticos – y en obtener más espacio para los asuntos de la Iglesia. Esta política de colaboración, después de 50 años de comunismo, tiene sus limitaciones. En primer lugar, es demasiado tímida para la mayoría de los cubanos que quieren poner fin a la era de Castro. En segundo lugar, carece de un rechazo claro y contundente del comunismo y sus enseñanzas. En tercer lugar, alienta la percepción de que la Iglesia tiene más interés en su propia sobrevivencia que en el bienestar del pueblo cubano. En cuarto lugar, ofende la memoria de los muchos mártires católicos que murieron en el paredón de fusilamiento de los hermanos Castro gritando “Viva Cristo Rey”. Finalmente, la Iglesia arriesga alienar los devotos congregantes Cubano-Americanos que viven en los Estados Unidos.
La Iglesia enfrenta un dilema tanto moral como practico. Continuar en el presente curso corre el riesgo de antagonizar a los fieles en la isla. Así mismo, no lograra aumentar su popularidad con los negros, que son los que más sufren y representan la mayor etnia. La Iglesia puede ser barrida o volverse irrelevante en la lucha inevitable que se acerca entre el gobierno y la oposición.
Desafiar el sistema también conlleva sus riesgos: la Iglesia puede perder sus privilegios limitados, invitar la furia del aparato de seguridad de Cuba, regresando a los días oscuros del comienzo de la revolución cuando habían pocos sacerdotes y poca influencia.
A pesar de esto la lección de Polonia es clara. Una Iglesia que luchó al lado del pueblo surgió como una institución fuerte y respetada. El precio que pagara la Iglesia Católica Cubana por su colaboración será alto. Los cubanos abandonados y reprimidos por la dictadura comunista por más de medio siglo, desean la ayuda de la Iglesia. El momento de estar del lado correcto de la historia es ahora
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