Sunday, July 14, 2019
SALARIOS DIGNOS, NO MIGAJAS
SALARIOS
DIGNOS, NO MIGAJAS
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Con bombos y platillos el régimen castrista
ha anunciado aumentos de sueldo para los trabajadores estatales y las pensiones
a los jubilados. El sueldo medio del cubano será de 871 pesos nacionales al
mes, lo que representan al cambio actual de 24 pesos por dólar, unos $36.29 US
dólares mensuales; mientras que el promedio de las pensiones subirá a 500 pesos
nacionales al mes que implican $20.83 US dólares mensuales. Esta medida abarcará a 3,067,000 trabajadores
del sector estatal y 1,281,523 pensionados.
Obviamente, como dice el refranero “¿A quién
le amarga un dulce?”, pero resulta que tales aumentos son todavía
extremadamente bajos, inadecuados e insuficientes para el sostenimiento de modo
digno y adecuado de los trabajadores y sus familias.
Para empezar, según un estudio comparativo del
salario en América Latina, Cuba, aun con dicho aumento, sigue estando en el
penúltimo lugar en la escala salarial latinoamericana, solo por encima de
Venezuela (otro país que sigue los desastrosos pasos económicos de Cuba y cuyo
salario medio actual de $6 US dólares mensuales), y por debajo de Haití, un
país tradicionalmente paupérrimo. (En Haití el salario medio en dólares es de
$70 US Dólares mensuales).
La insuficiencia salarial se destaca cuando
tales salarios y pensiones los confrontamos con los altos precios la canasta
básica de los consumidores cubanos. Así, por ejemplo, vemos que el litro de
aceite cuesta $3 pesos nacionales. Un huevo vales $4 pesos nacionales. El arroz
cuesta $5 pesos nacionales la libra. Los tomates a $8 pesos nacionales la
libra. La malanga está a $10 pesos nacionales la libra. La Yuca a $4 pesos
nacionales los frijoles a $20 pesos nacionales. La libra el boniato a $3.50
pesos nacionales. La libra de carne de puerco se cotiza a $57.50 la libra.
A estos precios hay que añadir la
ineficacia del sistema en proveer los artículos alimentarios básicos, lo que
genera la existencia de un mercado paralelo de bolsa negra; con el agravante de
que muchas veces, el Estado vende esos productos en divisa o pesos convertibles
(CUC), haciéndolos inaccesibles para los trabajadores cubanos y sus familias.
En resumen, que para empezar medianamente a satisfacer sus necesidades
adecuadamente, se estima que una familia cubana necesita ganar por lo menos, el
equivalente a $86.41 US dólares mensuales (2,73.84 pesos nacionales), pero su
salario promedio solo llega a $36 US dólares. Y mucho peor es la situación para
los pensionados que solo reciben el equivalente a $20 US dólares mensuales.
El
trabajador cubano necesita un salario digno, no migajas concedidas por el estado totalitario para justificar con
treatrizaciones populistas su ineficiencia intrínseca y la explotación de los
trabajadores por el régimen. En realidad, al régimen nunca le ha interesado sacar de la pobreza a los trabajadores
cubanos, pues esta es parte del rejuego de control social y dominio del Estado
totalitario sobre los ciudadanos. En este sentido la dictadura castrista ha
venido violando sistemáticamente un derecho humano de los trabajadores cubanos
contenido en el Artículo 23 inciso 3 de la Carta de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas que establece que: “3. Toda persona que trabaja tiene
derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como
a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será
completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección
social.”
El régimen cubano no tuvo para nada en
cuenta las precarias condiciones económicas y las necesidades de los
trabajadores cubanos y sus familias, lo cual viola el Convenio relativo a la
fijación de salarios mínimos Número 131 de 1970 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) que en su Artículo 3 establece que: “Entre los elementos que deben tenerse en cuenta para
determinar el nivel de los salarios mínimos deberían incluirse, en la medida en
que sea posible y apropiado, de acuerdo con la práctica y las condiciones nacionales,
los siguientes: (a) las necesidades de los trabajadores y de sus familias
habida cuenta del nivel general de salarios en el país, del costo de vida, de
las prestaciones de seguridad social y del nivel de vida relativo de otros
grupos sociales; (b) los factores económicos, incluidos los requerimientos del
desarrollo económico, los niveles de productividad y la conveniencia de
alcanzar y mantener un alto nivel de empleo.”
Detrás de las
medidas salariales del régimen hay otro propósito muy alejado al de proveer el
bienestar a los trabajadores. Actualmente en Cuba hay un malestar de fondo con
las condiciones sociales y económicas que padece la población y que
eventualmente puede llevar a explosiones sociales que pudieran afectar la
estabilidad de la casta gobernante. Ante tal temor, la dictadura optó por
amainar la situación con un raquítico aumento de salarios mínimos.
Pero lo cierto es
que las condiciones de escases y pobreza continúan, pues el problema radica en
un mal intrínseco del sistema político, social y económico imperante en el
país. Luego el camino a la reivindicación de los trabajadores cubanos empieza
por el cambio radical del sistema político, social y económico. Pues Cuba
necesita ser un país de trabajadores libres, respetados plenamente en sus
derechos humanos y laborales, que devenguen salarios adecuados y justos, que
les permitan una vida digna para sí y sus familias. Pero para lograrlo hay que
primero cambiar el sistema.
Insisto, el mal
de Cuba es de naturaleza sistémica y mientras este no cambie totalmente y de
raíz, continuaran los males y el sufrimiento del pueblo.
San Juan, Puerto
Rico a 12 de Julio de 2019.
Saturday, July 6, 2019
VIVIENDA DIGNA Y SEGURA ES UN DERECHO
VIVIENDA DIGNA Y SEGURA ES UN DERECHO
Por:
Lcdo. Sergio Ramos
Duele
ver el triste espectáculo de familias cubanas durmiendo en portales por miedo
al desplome de ruinosas viviendas. Son muchas los miles de familias cubanas que
residen hacinados en inseguras edificaciones, con riesgo para sus vidas por
causa de derrumbes.
Según
estadísticas oficiales para 2018 se calcula que en país hay 9,823 cuarterías y
unas 84,452 viviendas en estado precario. Además, hay 854 edificios residenciales
en estado crítico, todo lo cual se estima que afecta unas 849,753 personas. A
ello cabe añadirse el déficit de un millón de
viviendas, lo cual afecta a 2.5 millones de habitantes en todo el país.
Este
no es solo este el único gran problema que día a día padece el pueblo cubano.
Añádase la falta de alimentos y medicinas, las condiciones insalubres de los
hospitales, la mala calidad del transporte público, entre otros muchos.
Se
trata de un mal endémico cuya raíz está en la ineficiencia intrínseca del impuesto
sistema económico, político y social que ha arruinado al país tras 60 años de
dictadura comunista, y el cual se caracteriza por el centralismo totalitario,
el clasismo y la privilegiación.
El
improductivo sistema económico genera los escases de los materiales necesarios
para la construcción de nuevas viviendas y la reparación y el mantenimiento
adecuado de las existentes. A su vez, el control del Estado en la distribución
y venta de aquellos limitados materiales que éste pone a disposición del
público, son vendidos a precios exorbitantes en divisas o moneda convertible
(CUC), inaccesibles para el salario de los ciudadanos, lo cual genera la
existencia de un mercado negro basado en la corrupción y el robo.
Esto
súmesele el problema generado por el enfoque clasista de privilegios en favor
de aquellas personas incondicionalmente comprometidas con la dictadura, a los
cuales el Estado les otorga viviendas, alimentación y servicios médicos en
detrimento de las personas más necesitadas y las cuales son otorgadas en mayor
calidad y cantidad en cuanto mayor sea la jerarquía dentro de las estructuras
políticas del Estado.
En
el fondo, el régimen cubano no puede, ni le interesa, resolver el serio
problema de la vivienda que sufre el pueblo, pues la pobreza es parte del
control social que el estado totalitario ejerce sobre el ciudadano.
Así
pues, el Estado cubano viola institucionalmente un derecho humano contenido en
el artículo 25, inciso 1, de la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas
que establece que: “Toda persona tiene
derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la
salud y el bienestar, y en especial a la alimentación, el vestido, la vivienda…” (énfasis
nuestro)
En
otras palabras, todos los seres humanos tienen derecho a una vivienda digna y
segura. Un derecho que sistemáticamente el régimen le ha conculcado al pueblo
cubano durante décadas.
Bajo
las actuales condiciones, resulta imposible la solución del serio problema habitacional
que padece el pueblo cubano. Se trata de un problema sistémico. O sea, que es
causa de una economía centralizada, ineficiente e improductiva, dentro de una
sociedad dominada por una casta privilegiada, exclusivista y minoritaria que
ostenta el dominio absoluto de un estado dictatorial y totalitario.
Para
dar solución de este mal y a muchos otros que padece el pueblo cubano, se
requiere la sustitución de la economía centralizada o en cualquier forma
dirigida y controlada directa o indirectamente por el estado, por un sistema
económico que abra el país al libre empresarismo y mercado para todo el pueblo
sin distinciones. Esa libertad empresarial hará incentivar la productividad y
acrecentar la economía, al tiempo que incrementará el empleo y elevará el
salario de los trabajadores, por ende, el nivel de vida de la población; y
consecuencia, se incrementará la producción de los materiales de construcción y
provocará su abaratamiento en el libre mercado, garantizando su accesibilidad
al pueblo para la reparación de sus viviendas y la construcción y/o adquisición
de otras nuevas. Por otro lado, la libertad de empresarismo generará la
apertura del mercado financiero, lo que permitirá la adquisición de préstamos
para los inversionistas desarrolladores de viviendas y para los ciudadanos en
general que deseen adquirir una vivienda nueva, lo que hará accesibles la
adquisición de viviendas seguras y dignas con verdaderos y plenos títulos de
propiedad.
Luego
la solución del grave problema de la vivienda, y demás escases y penurias que
sufren los ciudadanos cubanos, empieza por el cambio total y profundo del sistema político, social y económico
imperante en el país. Un cambio enmarcado dentro de un sistema inclusivo y
participativo de todos los cubanos basado en el democrático pluralismo
político, la justicia social, y la libertad empresarial y de mercado.
San
Juan, Puerto Rico a 4 de julio de 2019.
Subscribe to:
Posts (Atom)