EL
IMPERIALISMO CASTRISTA
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Dos imágenes recientemente reflejadas por
la prensa destacan el grado de rechazo que hay contra los cubanos en algunos
pueblos latinoamericanos.
Uno en Ecuador, al ver como algunos
ecuatorianos les gritaban a los cubanos que se fueran de ese país a raíz de una
medida del gobierno de Rafael Correa restringiendo las visas a los cubanos. Una
veintena de cubanos fueron deportados entre llantos y lágrimas, al ver
tronchados sus sueños de escapar de la dictadura.
La otra noticia viene de Venezuela, donde
la indignación popular y el rechazo en contra de los cubanos se incrementa a
causa de la ingerencia desmedida de los castristas en los asuntos internos de
ese país. Una intromisión que llega al punto de hacer ondear la bandera cubana
en las astas de edificios públicos y
recintos militares en el lugar donde debería izarse la bandera venezolana.
En este caso en particular, resulta dramático,
pues la intromisión del régimen castrista ha sido tal, que han dirigido e
impuesto desde La Habana, al sucesor del dictador Hugo Chávez.
Definitivamente, no hay nada que indigne
mas a un pueblo soberano, que ver a políticos y militares extranjeros invadir
su suelo, y determinar por ellos el destino de su país.
En honor a la verdad, el pueblo cubano, que
es un pueblo cautivo y oprimido, no es responsable esas intromisiones
flagrantes a la soberanía de otros pueblos, sino la política imperialista, que
desde sus comienzos, adoptó la dictadura de los hermanos Castro.
Los cubanos de a pie, que somos la mayoría
del pueblo, nos abochorna, avergüenza e indigna, que el tirano Castro
interfiera, violente e invada la soberanía de otros pueblos.
Desde los comienzos de la dictadura de los
hermanos Castro, han invadido militarmente otros países y se han entrometido
políticamente en los asuntos internos de
otras naciones. Unas intervenciones injustas que en ocasiones, ha costado miles
de vidas al pueblo de Cuba
Tan temprano como el 14 de junio de 1959
vimos como un grupo de cubanos, miembros de las fuerzas armadas cubanas
desembarcaron por Mamión en Venezuela, acompañando a guerrilleros comunistas de
ese país, equipados y entrenados por Cuba. Luego hubo otro desembarco por la
Playa de Tucaras, Estados Falcón en Julio de 1966, entre los que desembarcaron
esta vez, estaba en entonces capitán del ejército cubano Arnaldo Ochoa. También
volvieron a repetirlo en ese país por
Machurucuto y Jinarapo en 1967, ocasión en que el ejército venezolano capturó cuatro oficiales del ejercito cubano entre
los invasores.
En 1965, militares cubanos dirigidos por el
genocida Ernesto “Che” Guevara, crearon un frente guerrillero en el Congo. Mas
tarde en 1967, el mismo “Che” Guevara, con otros oficiales del ejercito
cubano, invadió el territorio de Bolivia
para crear otro frente guerrillero, que fracasó y le costó la vida al
sanguinario Guevara.
De 1970 a 1973 Cuba intervino en Chile
enviando grandes cantidades de armas para la organización de milicias
izquierdistas y oficiales de las Fuerzas Armadas de Cuba para entrenarlos.
Inclusive, uno de los escoltas de Salvador Allende lo fue el entonces oficial
de las Tropas Especiales cubanas, Patricio De la Guardia.
En la década del setenta y ochenta,
observamos como tropas cubanas intervinieron en Etiopia, Somalia, y en Angola
al mando del general Arnaldo Ochoa. Durante esa época y todavía hoy, escuche de distintas personas, ex - soldados
y ex - médicos de la dictadura destacados en esos países, sobre los rechazos
por la población, --- por los angolanos y etíopes ---, que se sentían invadidos
por los soldados y funcionarios cubanos. Historias, muchas veces acompañadas de
las anécdotas dantescas sobre las masacres ejecutadas contra las poblaciones
civiles, sobre todo por las Tropas Especiales, elite de la tiranía.
A lo largo de décadas, la dictadura se
esmeró en entrenar, apertrechar, asesorar a guerrilleros de las FARC y el ELN
en Colombia, a los Montoneros en Argentina, a los Tupac Amaru en Uruguay, a los
Sandinistas en Nicaragua, a los del Frente Farabundo Martí en El Salvador, a los de Sendero Luminoso en Perú. Inclusive
dio refugio y asesoramiento a los terroristas de la ETA de España y del IRA en
Irlanda del Norte.
En Asia, en los sesenta y setenta, hubo
cubanos en Viet Nam a cargo de campos de concentración torturando soldados
americanos y en otras misiones militares, estas inspiraron una canción del
cantante del régimen Silvio Rodríguez, y cuya letra leía “Madre, en tu día, tus
muchachos siembran minas en Haiphong”.
Irónicamente, constantemente escuchamos a los personeros del régimen castrista tronar
contra el “imperialismo yanqui”, al cual, como al toti, se le echa la culpa de
todos los males de la isla. ¿Pero acaso, a la luz de los hechos irrefutables a
lo largo de su historia, la política exterior de la dictadura castrista no ha
sido una de clásico imperialismo? ¿No es una burda violación de la soberanía de
Venezuela que tropas cubanas estén acantonadas en ese país , que sus mandos le
den ordenes a los generales y oficiales venezolanos , que los funcionarios
cubanos controlen los registros del censo e identificación, que le den
instrucciones a los altos funcionarios de Venezuela, que la bandera cubana
sustituya a la venezolana en las astas del país y que para colmo, le digan a
los venezolanos quien tiene que ser el presidente que suceda a Hugo Chávez,
además de, como buenos imperialistas , apropiarse de riquezas del invadido país
para su beneficio ( el petróleo)?
Esquilmar las riquezas del país invadido,
es parte de la conducta imperialista. En Angola, los cubanos saqueaban los
marfiles y diamantes. En Venezuela, se roban el petróleo.
No hay diferencia cuando observamos la
clásica foto del rostro lloroso del francés el día que los ejércitos de Hitler
mancillaban el suelo galo. O la rabia del español en las calles de Madrid el 2
de mayo de 1808 ante las tropas napoleónicas, magistralmente recogidas en las
pinturas de Goya.
¿Será que ahora el estribillo de “Yankis go
home” sea sustituido por el de “Cubanos fuera”? … Y todo por la ambición de un
tirano que hiere sin escrúpulos la dignidad
de los demás pueblos del mundo, mancillando sus suelos patrios.
Puedo comprender la tristeza y la roña de
aquellos invadidos por las tropas cubanas o por los funcionarios entrometidos
del castrismo, que toman decisiones que corresponden a los nacionales de otros
pueblos.
Confieso que me sentí indignado cuando los
rusos se llevaban las riquezas de Cuba,
obligaban a nuestros jóvenes a pelear en guerras ajenas y nos imponían
sus tropas y los dictámenes de sus funcionarios
para sostener a un dictador en contra de la voluntad del pueblo.
Confieso que me indigna que usen a los
ciudadanos de Cuba para mancillar la soberanía de otros pueblos, y se los
lleven a otras tierras a morir para satisfacer las desmedidas ansias de
grandeza de un tirano, aun a costa de que queden tendidos sobre suelo ajeno,
los jóvenes cubanos obligados servir ruin oficio de invasores, cual inocentes
víctimas de un imperialismo caribeño sin sentido.
La soberanía de los pueblos es sagrada y
nada justifica la conculcación del derecho de sus ciudadanos a decidir su propio destino. Por eso es
condenable la política imperialista de la dictadura castrista. Y como así
quiero para mi patria respeto a su soberanía, exijo también, respeto para la
todos los pueblos.